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El IPCC subraya la necesidad de acelerar los esfuerzos globales para reducir las emisiones

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El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha publicado la tercera entrega de su Sexto Informe de Evaluación dedicado a la mitigación del cambio climático. El informe se publica en un momento crítico, debido a que los países necesitan fijar expectativas claras sobre la ambición climática para cumplir los compromisos del Pacto Climático de Glasgow y el Acuerdo de París.

El documento proporciona evidencias científicas sólidas para acelerar los esfuerzos globales de reducción de emisiones en la década actual. Entre las principales conclusiones, el grupo de expertos indica que las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero han continuado su ascenso en la década 2010-2019. Así, las emisiones medias anuales durante este periodo han sido las más elevadas registradas hasta la fecha. Este incremento se ha registrado en los principales sectores, con un aumento importante de emisiones en las áreas urbanas.

El texto señala que se requerirán reducciones sustanciales de emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores, incluyendo transiciones profundas en los distintos sistemas productivos. En este sentido, recoge el papel fundamental que pueden jugar las energías renovables y recuerda, además, la disminución de costes experimentada en la última década, lo que las convierte en unas fuentes de energía asequibles y competitivas. De hecho, recalca que mantener los sistemas intensivos en emisiones en algunas regiones puede ser más caro que realizar una transición a sistemas de bajas emisiones.

Otro de los aspectos clave del documento es la puesta en valor el papel de la economía circular y de las tecnologías de eliminación de dióxido de carbono para tratar las emisiones residuales de gases de efecto invernadero en sectores difíciles de descarbonizar, al tiempo que analiza los riesgos asociados.

Parte del análisis del texto se centra en la necesidad de introducir cambios en los estilos de vida para reducir emisiones, señalando como ejemplos la apuesta por la movilidad activa, los cambios en la dieta o la reducción de la demanda de energía, entre otros.

ANÁLISIS DE RIESGOS
El documento señala que muchos de los riesgos —tecnológicos, de escalabilidad o de costes—  a los que se enfrenta cualquier estrategia de mitigación se reducen significativamente aplicando los modelos basados en la eficiencia en el uso de recursos.

Por otro lado, el texto prevé que los activos asociados al carbón corren el riesgo de perder su valor económico antes de 2030, mientras que los de petróleo y gas lo harán hacia mediados de este siglo.

Como novedad, el informe analiza el papel cada vez más importante de los actores no gubernamentales como las ciudades, las empresas, los pueblos indígenas o los y las jóvenes para hacer frente al cambio climático.

TRABAJAR POR LA MITIGACIÓN
El análisis resalta también la interdependencia entre mitigación, adaptación y desarrollo sostenible y subraya la necesidad de garantizar la participación de todos los actores en procesos de decisión inclusivos y transparentes.

Las políticas coordinadas e integradas de adaptación y mitigación entre sectores mejorarán los resultados de la acción climática. La ausencia o limitación de recursos financieros, técnicos y humanos en los sistemas sociales e institucionales puede conducir a respuestas mal coordinadas, reducir los beneficios de mitigación y adaptación y aumentar los riesgos.

El informe también hace un repaso al estado de los flujos financieros para la mitigación y la adaptación y señala una reducción de su crecimiento medio desde 2018. En este contexto, destaca cómo estos flujos financieros continuaron centrados en la mitigación, aunque con tendencias desiguales entre regiones y sectores. Como aspecto positivo, el informe apunta a que los mercados de bonos verdes y otros productos financieros sostenibles se han ampliado considerablemente desde el Quinto Informe de Evaluación en 2014.

APORTACIÓN ESPAÑOLA
Cuatro expertas y expertos españoles han trabajado en la elaboración de la tercera entrega del informe. Científicos como Luisa Cabeza, de la Universidad de Lleida; Alejandro Caparrós, del CSIC; Laura Díaz Anadón, de la Universidad de Cambridge, y Xavier Labandeira, de la Universidad de Vigo, han colaborado aportando su experiencia en capítulos sobre edificios y construcción, cooperación internacional, innovación y transferencia de desarrollo tecnológico e instituciones y políticas nacionales y subnacionales, entre otros.

Los informes de evaluación del IPCC constituyen la mejor referencia internacional sobre el estado del conocimiento científico en materia de cambio climático. Estos documentos son elaborados gracias al trabajo colaborativo y desinteresado de miles de científicos de primer nivel de los distintos campos del conocimiento.

Hasta la fecha, el IPCC ha producido informes de evaluación en 1990, 1995, 2001, 2007 y 2014. Para la realización de esta última entrega se ha analizado de forma exhaustiva el conocimiento científico sobre la materia, además de tener en cuenta otras formas de conocimiento, como el saber indígena y el local, en los procesos de mitigación del cambio climático.