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Más de 2.000 participantes durante la I Conferencia Ibérica para la Adaptación al Cambio Climático

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Tras tres días de debates y sesiones temáticas en las que han participado 90 ponentes y más de 2.000 personas, hoy ha finalizado Adaptes.

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Tras tres días de debates y sesiones temáticas en las que han participado 90 ponentes y más de 2.000 personas, hoy ha finalizado la I Conferencia Ibérica para la Adaptación al Cambio Climático, Adaptes, que ha marcado un hito en el camino de cooperación hispano-lusa para transferir y compartir conocimientos, experiencias y buenas prácticas para fortalecer la resiliencia climática en ambos países.

En la clausura de esta Conferencia han participado Claudia Guerrini, del programa LIFE de la Comisión Europea, Nuno Lacasta, presidente de la Agência Portuguesa do Ambiente y Elena Pita, directora de la Fundación Biodiversidad del MITECO, que ha agradecido la alta participación e interés que ha suscitado esta Conferencia y ha insistido en la necesidad de “pasar a la acción y avanzar hacia un modelo de prosperidad que tenga en cuenta los aspectos tratados durante estos tres días, un modelo que debe ser bajo en emisiones, que evite la pérdida de biodiversidad y que sea socialmente inclusivo” .

Los más de 2.000 participantes han trabajo sobre 10 sesiones temáticas centradas en los ámbitos de ciudades, turismo, educación, salud, agua, agricultura, biodiversidad, costas, islas y reducción del riesgo de desastres. En cada una de las sesiones ha participado una media de 200 personas. Este evento es uno de los hitos que contempla el proyecto LIFE SHARA, “Sensibilización y conocimiento para la adaptación al cambio climático”, cuyo objetivo general es mejorar la gobernanza de la adaptación al cambio climático en España y Portugal, y que está cofinanciado por la Comisión Europea.

Sobre las conclusiones adoptadas en las 10 sesiones temáticas se han abordado aspectos como la implicación de los actores locales, la función estructural de la infraestructura ecológica y el reconocimiento de las buenas prácticas. Además, se ha insistido en la importancia de la visión local respecto a los fenómenos derivados del cambio climático y la necesidad de reforzar las infraestructuras verdes en las ciudades.

También se han tratado los desafíos y soluciones de sector agrario para adaptarse al cambio climático, la gestión de los recursos hídricos y la importancia de que ambos países desarrollen acciones coordinadas en este terreno. En la sesión sobre cambio climático y agua, los participantes han coincidido en la necesidad de entender el agua no solamente como recurso sino en su dimensión territorial y multifuncional y apostar por las soluciones basadas en la naturaleza para su gestión.

Las conclusiones de la sesión sobre la gestión de los espacios costeros han abordado el retroceso y vigilancia de la línea de costa como uno de los mayores desafíos así como apostar por un modelo de gobernanza multinivel. La salud ha sido otro de los ejes tratados, dando importancia a los riesgos alimentarios causados por las alteraciones climáticas.

La adaptación al cambio climático en las islas mediterráneas y macaronésicas ha sido el eje del bloque seis. Respecto a la importancia de la información, la educación y la capacitación en materia de cambio climático ha quedado de manifiesto la necesidad de impulsar la participación ciudadana, abarcando a todos los públicos, y activar la formación específica de manera conjunta en educación ambiental para la adaptación al cambio climático.

Respecto a la reducción del riesgo de desastres y adaptación al cambio climático, se ha apostado por profundizar en la integración de los efectos del cambio climático en la planificación de los riesgos de inundación y de sequías, fenómenos al que ambos países son muy vulnerables. El turismo y cómo convertir los desafíos en oportunidades ha centrado el bloque 9, en el que una de las principales conclusiones ha sido que el turismo sostenible tiene la clave para lograr esa conversión y apuesta por la recuperación verde.

La última sesión temática, la número 10, se ha centrado en el papel de la biodiversidad como protectora ante el cambio climático. La necesidad de priorizar medidas de adaptación para no perder servicios ecosistémicos e incrementar la resiliencia ha sido una de las soluciones aportadas, además de contemplar los espacios naturales protegidos como espacios óptimos para la adaptación. Todo ello en un escenario en el que el conocimiento científico se incorpore a la toma de decisiones e implicación de la ciudadanía, especialmente de los jóvenes.